miércoles, 6 de septiembre de 2017

Los hospitales porteños también mejoraron sus índices de partos naturales

Salud

Los hospitales porteños también mejoraron sus índices de partos naturales

Cuatro maternidades aplican el mimso método que en Rosario y los médicos afirman que cambió la satisfacción de los pacientes.   
Los hospitales porteños también mejoraron sus índices de partos naturales
Un parto natural en un hospital público (Fernando de la Orden)

La ley 25.929 de parto respetado se sancionó en 2004. El espíritu de aquella ley es defender el derecho a las madres de poder elegir algunas cuestiones vinculadas a la llegada de su bebé. Contempla el derecho a contar con las explicaciones de las intervenciones que se le van a realizar. También defiende el derecho a que el bebé esté al lado de ella desde el primer momento, de que se promueva la lactancia materna y que no se realicen intervenciones innecesarias. También da a la mujer el derecho a estar acompañada en todo momento.
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En la Ciudad, hay cuatro hospitales que cuentan con las salas de parto TPR (trabajo de parto, parto y recuperación en un mismo espacio para evitar el traslado innecesario de la mamá y del bebé): el hospital Penna, Fernández, Alvarez y la maternidad Sardá.
“Cumplimos la política de parto respetado. En 2015 inauguramos un nuevo centro obstétrico y notamos un cambio importante en la satisfacción del paciente”, cuenta la doctora Graciela Brescia, jefa de neonatología del Hospital Penna, donde cada año nacen 4.000 bebés y tienen uno de los índices más bajos de cesáreas en la Ciudad, con un 23%. “Eramos el peor centro obstétrico de toda Capital, porque no contábamos con los medios necesarios”, agrega.
La doctora Diana Galimberti fue una de las impulsoras de la ley de parto respetado, cuando se desempeñaba como directora del Hospital Alvarez. La especialista, coordinadora del grupo de trabajo de violencia contra las mujeres en la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia, lamenta que actualmente se haya desvirtuado el concepto de qué es un parto respetado. “Quedó como que hay un modelo en el cual se respeta y otro en el que no. Y no es así. La OMS establece una serie de recomendaciones sobre el parto, que incluyen por ejemplo que la episiotomía, el monitoreo o la peridural no deberían ser de rutina. Pero de ser necesarias, el médico debe utilizarlas. Nunca hay un parto totalmente normal, los hay de bajo riesgo con mínimas intervenciones”, explica Galimberti.
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“Cuando llega una mujer diciendo no episiotomía, no goteo, no monitoreo, no peridural, eso no es lo que dice la OMS sobre parto respetado, no los descarta de plano. Si después el médico ve que hay riesgo de desgarro y decide hacer una episiotomía, eso no es violencia obstétrica”, aclara la especialista.
Una de las principales características de los partos en las salas TPR es que ni bien nace el bebé, se respeta la hora sagrada (la primera hora después de nacer).
Inmediatamente después de nacer, se coloca al bebé en el pecho de la mamá (aún antes de cortar el cordón y de que se expulse la placenta). En ese momento se le permite al bebé que instintivamente busque el pecho de la mamá para alimentarse. En el lugar está el neonatólogo supervisando que el bebé esté bien. Recién después de un rato se lo lleva a un lugar contiguo, dentro de la misma sala, para pesarlo y medirlo. Allí lo puede acompañar el papá y la mamá mirar todo desde la cama.

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