sábado, 29 de abril de 2017

Noticias

1.    Tips y consejos para Adelgazar

2.    La diabetes multiplica por tres el riesgo de enfermedades en las encías

3.    La utilidad de la cápsula endoscópica en la enfermedad de Crohn

4.    Calidad en alimentación impacta salud cerebral

5.    Expertos en Nutrición advierten sobre el “efecto engordadero”

6.    Estigma y maltrato a los adultos mayores

7.    ATAQUE AL CORAZÓN: CONOCE LOS SÍNTOMAS UN MES ANTES

8.    ¿Puedo morir de un chupetón?

9.    Sinusitis y Primavera. ¡No sufras y aplica estos remedios caseros!

10.MEDITACIÓN PARA MEJORAR LA INTELIGENCIA

11.Cómo combatir las patas de gallo con remedios caseros

12.¿La edad del padre tiene un impacto en la salud del bebé?

13.Cómo desengancharte del azúcar (y ganar salud y energía en solo 7 pasos )

14.Remedios caseros para las agruras

15.¿Qué hacer frente a una posible fractura de cadera?

16.Cómo afrontar sin traumas el fin de una relación

17.Veganos y deporte, ¿mala combinación?





Mosquitos

Todos los años, con la llegada del otoño y las primeras bajas temperaturas, los mosquitos empiezan a desaparecer lentamente de la Ciudad y alrededores. Esta temporada, sin embargo, todavía siguen molestando en gran número a los vecinos. El responsable se llama Aedes Albifasciatus, una especie que se reproduce en los charcos de lluvia y sobrevive incluso en zonas mucho más frías que Buenos Aires.
"Notamos un incremento inusual en la cantidad de mosquitos de esta especie, en gran parte debido a las lluvias que cayeron en los últimos días. El Albifasciatus deja sus huevos en el barro que se forma a los costados de los charcos y se reproduce cuando vuelve a caer agua", dijo Nicolás Schweigmann, doctor en Ciencias Biológicas, investigador del Conicet y líder del grupo de estudio de mosquitos de la Facultad de Ciencias Naturales de la UBA.
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En diálogo con Clarín, el especialista explicó que estos insectos son tan resistentes al frío que pueden ser hallados hasta en Tierra del Fuego. "Se trata de la única especie silvestre que hay en la Patagonia. En Buenos Aires se forman en los charcos de los parques, aunque la mayoría son traídos por el viento desde los alrededores, como los bosques de Ezeiza. Sólo pican durante el día", comentó Schweigmann.
Si bien el Albifasciatus es muy agresivo con sus picaduras, no representa una amenaza de consideración a nivel salud pública. "Son molestos, pero no hay evidencia de que transmitan dengue, zika o chikungunya. Sí son problemáticos en el campo, ya que está comprobado que pueden infectar a caballos con una enfermedad llamada encefalitis equina del oeste. Igual, es algo sabido hace muchos años y puede prevenirse con vacunas", agregó el experto, al tiempo que recomendó seguir tomando medidas preventivas contra el Aedes Aegypti, el portador del dengue: "Sigue con actividad hasta fines de mayo, aunque ahora, por las bajas temperaturas, se mete adentro de las viviendas y pone huevos en las paredes".
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La invasión de mosquitos en la Ciudad, parece, se terminaría pronto. "Si vuelve a caer mucha agua, el ciclo de vida del insecto se va a retroalimentar. Pero si se mantiene el buen tiempo, como dicen, en dos o tres semanas ya casi no se van a ver mosquitos molestando", concluye Schweigmann.

jueves, 27 de abril de 2017

Lavarse las manos


Lavarse las manos es indispensable, pero cuidado con el jabón

Lavarse las manos es indispensable, pero cuidado con el jabón

https://www.bebesymas.com/salud-infantil/lavarse-las-manos-es-indispensable-pero-cuidado-con-el-jabon




Una de las medidas que más infecciones previene a los niños es la de lavarse las manos. Gracias al lavado de manos muchos niños (y adultos) evitan que se contagien enfermedades como el resfriado, la gripe e incluso la hepatitis A. Sin embargo, el jabón que se utiliza en los dispensadores reutilizables podría suponer un riesgo para la salud.
En casa no sé cuál es el riesgo que puede haber (en la mía poco porque últimamente compramos jabón con su propio dispensador y cuando se acaba va a la basura), pero en lavabos públicos, en hospitales, o en colegios, donde los dispensadores suelen irse rellenando el riesgo es mayor.

Investigadores de la Universidad de Arizona, en EE.UU., han concluido que rellenar los dispensadores de jabón con jabón a granel puede aumentar el número de patógenos en las manos y prueba de ello es el análisis que hicieron en un colegio público.

Ir en bicicleta

Estudio británico

Ir a trabajar en "bici" es más saludable que hacerlo caminando

Una investigación detectó que reduce un 45% el riesgo de sufrir un tumor y un 46%, de tener una enfermedad cardíaca. 
Ir a trabajar en "bici" es más saludable que hacerlo caminando
Ir en bicicleta al trabajo puede representar múltiples beneficios para la salud. Fotos Alfredo Martínez
Ir en bicicleta al trabajo es más saludable que hacerlo a pie ya que reduce casi a la mitad el riesgo cardíaco y de cáncer. Todo de acuerdo a un estudio realizado por la Universidad de Glasgow, que fue publicado por el British Medical Journal.
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Quien va al trabajo en bicicleta, surge del estudio, tiene un riesgo inferior al 45% de tener un tumor y del 46% de padecer una enfermedad cardíaca en relación a quien utiliza el automóvil o medios de transporte públicos. Para quien, en cambio, se moviliza a pie, se notó un riesgo inferior al 27% de tener un problema al corazón y del 36% de morir, mientras no fue visto ningún efecto acerca del riesgo de tumor o probabilidad general de muerte, que para quien se moviliza en bicicleta es más bajo que un 41%.
Ir a trabajar en "bici" es más saludable que hacerlo caminando
De traje y en bici. Un usuario en la estación de Independencia y la 9 de Julio. SILVANA BOEMO
En el informe participaron 260 mil ciudadanos británicos cuya edad promedio fue de 53 años, seguidos por espacio de cinco años por la UK Biobank, una base de datos que contiene información y datos de más de medio millón de adultos tanto de mujeres como de hombres. A su vez los ciclistas del grupo estudiado declararon recorrer un promedio de 60 kilómetros por semana.
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El doctor Carlos Celis-Morales, de la misma Universidad de Glasgow opinó que: “Ir caminando al trabajo se asoció con un menor riesgo de enfermedad cardíaca, pero a diferencia del ciclismo no se asoció con un riesgo significativamente menor de contraer cáncer o la muerte en general. Esto puede deberse a que los caminantes realizan distancias más cortas que los ciclistas y caminar es, generalmente, un ejercicio de menor intensidad que el ciclismo”.
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Aquí en Argentina el doctor Miguel González, presidente de la Sociedad Argentina de Cardiología, le dio su opinión a Clarín sobre el tema: “Hay que tener en cuenta claramente que si una quiere evitar un problema cardiovascular hay que caminar, no fumar y llevar adelante una dieta equilibrada”. Luego agregó “nosotros recomendamos caminar 150 minutos en la semana que es el consejo de la Organización Mundial de la Salud. Y la bicicleta también es un muy buen ejercicio”.
En tanto Fabiana González, responsable del Dieta Club Alto Recoleta del doctor Cormillot, le dijo a este diario que “la incorporación de la actividad física es un complemento de una dieta o plan saludable. En ese sentido, en el ejercicio en bicicleta hay un trabajo cardiovascular más intensivo que en ir caminando, aunque para andar en bici hay que tener cierto entrenamiento, cosa que no es necesario cuando se trata de caminar”. Para la psicóloga especializada en nutrición “andar en bici da más tonicidad a los músculos y el gasto calórico es superior. Si tomamos una forma moderada de realizar ambos ejercicios, en media hora gastás 280 calorías si vas caminando y 320, en bici, es decir un 15% más”.
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El estudio es de observación -subrayaron los autores- y releva solo una asociación, sin indagar un eventual informe causa-efecto. “Si existe un informe causal (afirman en las conclusiones), sugiere que la salud de la población puede mejorarse con políticas que aumenten los trayectos de concurrir al trabajo “activos”, sobre todo en bicicleta. Y se desprende de la investigación la necesidad de tener más sendas para bicicletas, aumentar los programas para comprar o alquilar este vehículo de transporte y proporcionar un acceso mejor a los ciclistas en los medios de transporte públicos.

Comunicación entre médico y paciente

Comunicación entre médico y paciente: más allá
de una consulta, un proceso educativo

http://revistas.uis.edu.co/index.php/revistamedicasuis/article/view/4924/5331

Viviana Paola Forguione-Pérez*
*Estudiante de Medicina XI Nivel. Editora Asociada y Miembro del Consejo Editorial de la Revista MÉDICAS UIS. Escuela de Medicina. Facultad de Salud. Universidad Industrial de Santander. Bucaramanga. Santander. Colombia.
Correspondencia: Srta. Viviana Paola Forguione-Pérez. Carrera 28 # 51-47 Apartamento 404. Bucaramanga. Santander. Colombia.
Correo electrónico: vivi_9116@hotmail.com.

¿Cómo citar este artículo?: Forguione-Pérez VP. Comunicación entre médico y paciente: más allá de una consulta, un proceso educativo. MÉD.UIS. 2015;28(1):7-13.

"Quien no comprende una mirada, tampoco
comprenderá una larga explicación"
Proverbio árabe
Mantener una adecuada relación médico-paciente a través de la formación e información del paciente, incentiva la prevención en salud y adherencia al tratamiento. En esta relación hay dos grandes actores, el médico quien tiene el conocimiento técnico y científico, y el paciente quien por ayuda. Para que esta relación funcione adecuadamente es necesaria la confianza mutua1. Así pues, la actuación del médico ha sido resaltada por poseer el conocimiento de la enfermedad y la forma de tratarla; sin embargo, esta confianza se ve alterada cuando los médicos brindan poca información a sus pacientes y lo hacen usando un lenguaje técnico que ellos poco entienden, llevando a que se generen dudas, que serán resueltas en muchos casos por personas poco capacitadas en el tema como son los vendedores de farmacias, que si bien no cuentan con el conocimiento, sí cuentan con la disposición y tiempo de escuchar a sus usuarios. Otras críticas contra el actuar médico son enlistadas en la tabla 11,2. Sin embargo, esta conducta errónea del médico es justificada por los pacientes con el pretexto que los médicos son personas que cuentan con muy poco tiempo, convirtiéndose en un ciclo vicioso de ignorancia3.
Por otra parte, bajo la percepción del médico muchos pacientes brindan un mal trato al galeno a causa de sus construcciones sociales y expectativas irreales en cuanto a su recuperación y las obligaciones del clínico, desconociendo que en ocasiones el sistema de salud no brinda las herramientas y suministros necesarios para prestar un buen servicio. Es así como la relación médico-paciente en Colombia se basa en los modelos de confrontación y negociación, en los que los pacientes buscan tener mayor participación sin ser engañados y los médicos imponer su conocimiento para el restablecimiento del bienestar del paciente pero sin ser manipulado4. Adicionalmente, los médicos sienten que han perdido el respeto y autonomía en su profesión, pues están obligados a tener encuentros esporádicos con los pacientes, muchas veces sin poderles hacer un adecuado seguimiento, ni contando con tiempo para despejar sus dudas4. Esta situación también predispone al paciente a actitudes agresivas y no adecuadas, acudiendo al médico simplemente a exigir tratamientos o procedimientos que han funcionado en personas que cursan con su misma enfermedad; esto es a menudo debido a la falta de educación del paciente sobre temas médicos.
Las creencias divergentes entre el paciente y el médico afectan negativamente la atención en salud, influyendo en los resultados del paciente a pesar de los adecuados tratamientos5. Reflejo de estas diferencias de percepción es el hecho que los médicos sobreestiman sus habilidades de comunicación, como muestra un estudio realizado por la Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos, en el que el 75% de los 700 ortopedistas encuestados calificaron su comunicación como satisfactoria, mientras solo 21% de 807 pacientes calificaron igual. Es por esto, que actualmente se aplica el modelo de toma de decisiones compartidas y comunicación centrada en el paciente5. Conocer factores personales y socioculturales como la edad, el nivel de educación, estado civil, situación laboral y conocimientos tecnológicos permite mejorar el aprendizaje del paciente, al ser este enfocado en sus características particulares6. La principal herramienta es el empoderamiento, cuyo propósito es el pensamiento crítico y actuación autónoma de los pacientes; por tanto, situaciones conductuales y psicosociales deben ser integradas con situaciones clínicas, a fin de lograr que el paciente reflexione sobre su experiencia y se planteé objetivos que modifiquen su comportamiento. Se debe comunicar de forma activa para lograr que el paciente se involucre con su enfermedad, pues en un rol pasivo el paciente no tomará control de la misma7.
Como consecuencia de una mala relación entre el médico y el paciente se observan mayores tasas de no adherencia al tratamiento médico, automedicación y asistencia tardía a los centros de salud. Todo esto acarrea consigo un aumento en la morbilidad, resistencia medicamentosa, seguimientos inadecuados de las enfermedades y altos costos de los tratamientos. Sin embargo, estas actividades no solo son promovidas por una mala relación médico-paciente, sino que intervienen otros factores, tales como: farmaceutas dispuestos a vender medicamentos sin restricción, información errónea en internet, creencias y tradiciones de los pacientes, trámites administrativos que generan costos en tiempo y dinero a los pacientes, y falta de credibilidad en los médicos, las aseguradoras y el sistema de salud causada por las limitaciones que resultan de tener gran cobertura pero baja calidad del servicio4.
BENEFICIOS
"El gran objetivo de la educación no es el
conocimiento sino la acción"
Herbert Spencer
Una adecuada comunicación trae dos importantes beneficios: compartir información clínica apropiadamente y una buena relación médico-paciente. Los pacientes que están informados y educados sobre su salud y cómo mejorar su estado de bienestar se recuperan más rápido que quienes no lo están. Además, los pacientes se benefician de médicos con buena comunicación interpersonal pues logran una mejor comprensión de la información médica, se adaptan mejor psicológicamente, están más satisfechos con la atención, se adhieren mejor al tratamiento y confían más en sus médicos. También se beneficia el médico quien gana como profesional y persona, pues se estresa menos, maneja mejor las malas noticias y la ira, establece mejores relaciones con sus colegas, vive más satisfecho con su trabajo, identifica los problemas de sus pacientes con mayor precisión, mejora la percepción del paciente con respecto a su competencia y es menos probable que reciba denuncias formales por mala praxis. Asimismo, el sistema de salud se beneficia porque una buena relación médico-paciente disminuye la estancia hospitalaria, genera un menor número de referencias e interconsultas y aminora los costos al promover un enfoque preventivo de la salud1,5,8.
PROBLEMAS
"El hombre de ciencia parece ser el único que
tiene hoy algo que decir, y el único que no sabe cómo
decirlo"
Sir James M. Barrie
Hay muchas barreras para una buena comunicación en la relación médico-paciente que dificultan la educación. Las principales quejas de los médicos son poco tiempo de consulta, carga de trabajo, ansiedad y miedo del paciente, miedo al abuso físico o verbal, expectativas poco realistas de los pacientes, temor a las demandas, resistencia del paciente al cambio y falta de entrenamiento en esta área5. Por tanto, la empatía es clave para la relación médico-paciente, pues un médico con conducta evitativa hará que el paciente se niegue a contarle sus problemas retrasando el proceso de recuperación. Aún más, la mayoría de las demandas contra los médicos citan como principal agravio la falta de comunicación con el paciente5,8.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adherencia terapéutica es "el grado en que el comportamiento de una persona se corresponde con las recomendaciones acordadas de un prestador de asistencia sanitaria". Esta adherencia en los países desarrollados es del 50% y es aún menor en los países en desarrollo debido a la escasez de recursos y las inequidades en el acceso a la atención en salud9. Las barreras de acceso hacen que las personas acudan a los servicios de salud solo cuando su salud está desmejorada, volviendo así a una visión curativa y dificultando el desarrollo de programas preventivos. Algunos de los problemas que tienen los pacientes cuando acuden a los servicios de salud son la dificultad para conseguir citas, las demoras en las autorizaciones por parte de las aseguradoras, no proporcionar servicios en sitios geográficamente remotos, y la negación de los servicios sobre todo por los altos costos de los tratamientos4.
La OMS resalta como determinantes de la adherencia terapéutica factores socioeconómicos, relacionados con el tratamiento, el paciente, la enfermedad y el sistema o equipo de asistencia sanitaria; estos se detallan en la gráfica 19. Las personas que tienen mayor riesgo a una adherencia deficiente son quienes presentan falencias en estos factores. También se ha visto que las mujeres se adhieren más al tratamiento que los hombres. Por otra parte, el nivel de educación se ha relacionado positivamente con el mejoramiento de la adherencia al tratamiento, pues 67% de los casos cumplidores cuentan con educación superior y 41% con educación básica10. Las deficiencias cognitivas y funcionales afectan negativamente la adherencia de los ancianos. Ahora bien, lo que se busca con lograr la adherencia es que estos pacientes participen activamente en su tratamiento, cumplan con las citas de control y realicen cambios en su estilo de vida11.
Según un estudio realizado en Cartagena, Colombia, el riesgo moderado de no adherencia está dado por falta de orientación sobre cómo ajustar los horarios de los medicamentos, falta de recomendaciones por escrito sobre el tratamiento, no comprensión de los motivos de las fallas terapéuticas por parte del personal de salud, preocupación por equivocarse en la toma de varios medicamentos, confusión por el cambio constante de médicos y la percepción de la enfermedad. La falta de adherencia a tratamientos médicos, especialmente en enfermedades crónicas, causa complicaciones tanto médicas como psicosociales, reduce la productividad y calidad de vida; además de desperdiciar los recursos y aumentar los costos de la atención en salud9,11.
La educación a los pacientes no se debe limitar a brindar información, sino que deben ser intervenciones integrales, en las que se combinen componentes cognoscitivos, comportamentales y afectivos, las cuales han demostrado ser más efectivas. Asimismo, la probabilidad de adherencia será baja si la confianza en el personal de salud es baja, por lo que debe haber una adecuada interacción entre el personal de salud y el paciente; entendiendo que cada paciente tiene derecho a conocer sobre sus problemas de salud y decidir lo que mejor le parezca. Sin embargo, es responsabilidad del médico compartir la información pertinente para asesorar esa toma de decisiones y lograr que los objetivos establecidos sean congruentes tanto para el médico como el paciente11. El consentimiento informado es un buen ejemplo del proceso comunicativo que se debe entablar entre el médico y el paciente, dado que se debe explicar concienzudamente al paciente su enfermedad y los posibles tratamientos para que él tome una decisión responsable. Además, la información clínica no es lo único que el paciente espera recibir, ellos sienten la necesidad de ser conocidos y reconocidos por los profesionales de la salud y creen que su vulnerabilidad debe ser respetada12.
HERRAMIENTAS
"La educación es algo que la mayoría recibe, que
muchos transmiten y que pocos tienen"
Karl Kraus
Las estrategias usadas por los médicos colombianos para que sus pacientes cumplan sus recomendaciones son: exageración de las consecuencias negativas si no se cumplen las mismas, regañar como manifestación de su preocupación y brindar explicaciones a sus pacientes. Sin embargo, los primeros dos mecanismos no contribuyen al mejoramiento de la salud, pues predisponen al paciente a mentir al médico sobre el cumplimiento de las recomendaciones, afirmando un correcto uso de los medicamentos, lo que lleva a polimedicación, resistencia medicamentosa y mayores gastos. Esto también se observa en pacientes quienes creen con certeza que los medicamentos que están en el Plan Obligatorio de Salud colombiano son de mala calidad por lo que mienten para conseguir otro tipo de medicamentos4.
Las preguntas hacia los pacientes deben ser abiertas para que puedan exponer sus inquietudes y opiniones, mejorando su percepción hacia el médico. Estas preguntas no sólo deben ser sobre el área médica sino también sobre las áreas emocional, comportamental y social. El lenguaje no verbal demuestra interés hacia el paciente y lo satisface. Algunas de las actitudes que deben ser promovidas se describen en la tabla 22. Sin embargo, los pacientes también deben conocer cómo tener una mejor comunicación con su médico. En este sentido, los psicólogos clínicos juegan un papel importante pues pueden enseñar cómo lidiar con el estrés, el dolor, las falsas expectativas y las debilidades psicosociales13.
Actualmente el uso de Internet ofrece un acceso más fácil a la información, por lo que la navegación debe ser orientada. Una encuesta realizada por Harris, reveló que el número de personas que realizan búsquedas sobre temas de salud en internet se ha triplicado, pasando de 50 a 175 millones, entre 1998 y 20106. Un buen método para integrar esta forma de educación es por medio de folletos con listas de páginas web autorizadas e instrucciones sobre cómo evaluar la validez de la página, evitando la charlatanería que solo lleva a prácticas erróneas y genera miedo entre los pacientes. Usar folletos por grupos de edad brinda una educación más dirigida e integral. A saber, la importancia de folletos que resuman la información fundamental es que el paciente se enfrenta a información nueva, en grandes cantidades y corto tiempo lo que resulta abrumador; hablar en términos sencillos, de forma coherente y usando metáforas mejora la retención6. El contenido se debe limitar a uno o dos objetivos clave y debe ser redactado en lenguaje para personas con nivel de básica primaria, acompañado de imágenes y gráficos. Otras opciones incluyen: cintas de audio o vídeo, discos compactos, programas interactivos, aplicaciones para dispositivos móviles y sitios web interactivos14. En la tabla 3 se resumen algunas estrategias efectivas en el mejoramiento de la adherencia del paciente.
Los grupos de apoyo son una buena herramienta para las personas que no tienen conocimientos sobre tecnología o prefieren mayor interacción personapersona. Las ventajas de estos grupos son que asisten personas con situaciones similares, permitiendo llevar un mensaje con mayor aceptación; no sólo al paciente sino también a sus familiares12. El apoyo social y familiar juega un papel importante en el mejoramiento de las condiciones de salud de los pacientes. Por ejemplo, este tipo de acompañamiento no solo mejora la adherencia al tratamiento, sino también los comportamientos, actitudes y tiempo dedicado por el médico en la atención de estos pacientes11.
Se debe verificar si la información dada a los pacientes ha sido asimilada de la manera correcta. Una buena técnica basada en la evidencia es teach-back, que consiste en que el paciente repita con sus propias palabras lo que ha entendido de las indicaciones médicas, lo cual permite corregir errores o resolver dudas de los pacientes. Con este método el paciente debe poder definir su enfermedad, el tratamiento, los posibles problemas y las formas de solucionarlos14.
Mediante la educación del paciente se pretende alcanzar alfabetización en salud, que es la capacidad de recibir y comprender información para tomar decisiones en salud apropiadas. La falta de esta habilidad le cuesta al sistema de salud de Estados Unidos entre 50 y 73 millones por año. Sin embargo, múltiples factores afectan la alfabetización, como son: vergüenza, estrés, vulnerabilidad, jerga médica, información excesiva y pobres habilidades de lectura. La alfabetización se debe brindar no sólo al paciente sino también a su familia, evaluando cuál método es el más indicado en cada caso. Finalmente, es importante realizar un óptimo seguimiento con cada paciente para reforzar el conocimiento y asegurar la consecución de los objetivos previamente planteados14. A pesar de ello, resulta difícil educar a una población que solo se preocupa por la salud cuando la ven alterada, es decir, una cultura de curación y no de prevención.
COMUNICACIÓN CON EL PACIENTE Y PESUM DE LAS
ESCUELAS DE MEDICINA
"Las personas inteligentes tienen un derecho sobre
las ignorantes: el derecho a instruirlas"
Ralph Waldo Emerson
Los médicos pueden ser más competentes y efectivos en su comunicación con el paciente si reciben entrenamiento temprano en su plan de estudios en el pregrado13. Se ha encontrado que los estudiantes no se sienten seguros sobre sus habilidades comunicativas lo que disminuye la satisfacción del paciente. Además, la mala formación durante la escuela de medicina se refleja en malos resultados en las prácticas. También se ha observado que estas habilidades disminuyen a medida que se avanza en la carrera y con el tiempo los médicos en formación pierden el enfoque de atención integral5.
Se presentan situaciones especiales donde tener buenas habilidades comunicativas resulta imprescindible, como son el fin de la vida, dar malas noticias, la salud sexual y reproductiva, atención a las minorías, dolor crónico y pacientes geriátricos. Algunas de las estrategias interactivas en este campo son demostraciones mediante video, juego de roles y realimentación de los videos. Sin embargo, los métodos experienciales son sin duda los más eficaces y preferidos por los estudiantes13.
En cuanto a las capacitaciones en comunicación, estas son más eficaces cuando se realizan en los años clínicos que en los preclínicos, y dan mejores resultados cuando hay formación y participación de los docentes. Este entrenamiento es rentable pues aumenta el desempeño de los profesionales médicos, mejorando la salud general de los pacientes8. Los docentes tienen un rol significativo en la práctica docente-asistencial pues deben inculcar el respeto hacia los pacientes y educar mediante su ejemplo; además, son los encargados de inspirar el amor a la profesión, que es el principal determinante del cambio16.
En conclusión, dado que una buena comunicación mejora la relación médico-paciente, es necesario formar al estudiante de medicina en esta competencia. Es fundamental conocer la percepción de los médicos y pacientes en Colombia sobre esta relación bidireccional, mediante la realización de nuevos estudios. No obstante, se debe investigar sobre cuáles estrategias educativas son más efectivas en la población colombiana.
AGRADECIMIENTOS
La familia MÉDICAS UIS demuestra que el trabajo en equipo logra grandes éxitos y satisfacciones. Estoy muy agradecida por haber sido parte de este maravilloso grupo de trabajo. Departamento de Posibilidades Editoriales, me gustaría darles las gracias por los buenos recuerdos y la amistad que me
brindaron. Recuerden mis queridos futuros médicos: "ustedes pueden lograr todo lo que se propongan".
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
1. Restrepo PA. La relación médico-paciente. Un ideal para el siglo XXI. MÉD.UIS. 2012;25(1):64-9.
2. Ramos-Rodríguez C. Percepción de las relaciones médicopaciente, por parte de los usuarios externos de un departamento de medicina. An. Fac. med. 2008;69(1):12-6.
3. Jaramillo LG, Pinilla CA, Duque MI, González L. Percepción del paciente y su relación comunicativa con el personal de la salud en el servicio de agudos del Hospital de Caldas. Manizales (Colombia). Index Enferm. 2004;13(46):29-33.
4. Herrera N, Gutierrez-Malaver M, Ballesteros-Cabrera M, Izzedin-Bouquet R, Gómez-Sotelo A, Sánchez-Martínez L. Representaciones sociales de la relación médico paciente en médicos y pacientes en Bogotá, Colombia. Rev Salud Pública. 2010;12(3):343-55.
5. Ha JF, Longnecker N. Doctor-patient communication: A Review. The Ochsner Journal. 2010;10(1):38-43.
6. Garfinkel Weiss, G. Cómo adaptar la formación de los pacientes al estilo de aprendizaje, la propensión a la tecnología y demás características para obtener resultados óptimos. MedicalEconomics.es. 2011;(126):27-32.
7. Anderson RM, Funnell MM. Patient empowerment: myths and misconceptions. Patient Educ Couns. 2010;79(3):277-82.
8. Ali AA. Communication skills training of undergraduates. J Coll Physicians Surg Pak. 2013;23(1):10-5.
9. Organización Mundial de la Salud. Adherencia a los tratamientos a largo plazo. Pruebas para la acción. Washington, D.C: OPS/OMS 2004.
10. Rodríguez M, García-Jiménez E, Rodríguez A, Pérez EM, Amariles P, Martínez-Martínez F, et al. Influencia de las características sociodemográficas y clínicas en la adherencia al tratamiento farmacológico de pacientes con riesgo cardiovascular. Pharm Care Esp. 2012;14(4):138-45.
11. Flórez Torres IE. Adherencia a tratamientos en pacientes con factores de riesgo cardiovascular. Av. Enferm. 2009;27(2):25-32.
12. Wiesner C, Contreras A, Castro J. El Centro de Educación de pacientes con cáncer y sus familias: la experiencia del Instituto Nacional de Cancerología. Rev Colomb Cancerol. 2011;15(2):59-66.
13. Neo F. Working toward the best doctor-patient communication. Singapore Med J. 2011;52(10):720.
14. Tamura-Lis, W. Teach-Back for Quality Education And Patient Safety. Urol Nurs. 2013;33(6):267-71.
15. Rodríguez M, Pérez E, García E, Rodríguez A, Martínez F, Faus M. Revisión de estrategias utilizadas para la mejora de la adherencia al tratamiento farmacológico. Pharm Care Esp. 2014;16(3):110-20.
16. Alonso M, Ruiz I, Ricardo O. Prioridades en la formación éticoprofesional para alcanzar una adecuada comunicación médico paciente (segunda parte). Rev. Med. Electrón. 2011;33(1):89-95.


Universidad Industrial de Santander
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martes, 25 de abril de 2017

Un "marcapasos" cerebral podría ayudar a superar problemas de memoria

Investigación liderada por la Universidad de Pensilvania

Un "marcapasos" cerebral podría ayudar a superar problemas de memoria

El estudio detectó que la estimulación con electrodos optimiza la forma en la que se codifica la información.
Un "marcapasos" cerebral podría ayudar a superar problemas de memoria
Investigadores desarrollan forma de aprendizaje "instantánea" a través de estimulación neuronal.
Pulsos bien sincronizados provenientes de electrodos implantados en el cerebro pueden mejorar la memoria en algunas personas, informaron los científicos el jueves, en la demostración más rigurosa hasta hoy, de cómo un abordaje similar al de un marcapasos podría ayudar a reducir los síntomas de demencia, lesiones en la cabeza y otras enfermedades.
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El informe es el resultado de décadas de trabajo de decodificación de las señales cerebrales, ayudado en los últimos años por los grandes subsidios del Departamento de Defensa destinados a desarrollar tratamientos novedosos para las personas con lesiones cerebrales traumáticas, una herida emblemática de las guerras de Irak y Afganistán. La búsqueda, liderada por un equipo de la Universidad de Pensilvania, fue presentada en la publicación Current Biology.
Los intentos previos por estimular la memoria humana con electrodos implantados había producido resultados variados: algunos experimento parecían agudizar la memoria, pero otros la enmarañaban. El nuevo trabajo resuelve esta confusión demostrando que la sincronización de la estimulación es crucial.

Cambiar continuamente las áreas de la memoria cuando funcionan mal mejora la codificación cerebral de la nueva información. Aunque hacerlo cuando esas áreas funcionan bien, tal como lo hace la mayoría durante tramos del día, incluyendo los que tienen déficits, deteriora el proceso.
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“Todos tenemos días buenos y malos, momentos en que nos sentimos en una nebulosa, u otros en los que estamos afilados,” dijo Michael Kahana, quien junto a Youssef Ezzyat dirigió el equipo de investigación. “Encontramos que presionar al sistema cuando está en un estado de bajo funcionamiento, puede hacerlo saltar a un estado de alto funcionamiento.” Los investigadores son cautelosos en cuanto a que el implante es un procedimiento delicado y que las mejoras informadas no pueden aplicarse ampliamente. El estudio se hizo en pacientes con epilepsia; los científicos todavía tienen mucho trabajo por hacer para determinar si este enfoque tiene el mismo potencial en las personas con otras enfermedades, y de ser así, cuál es la mejor manera de aplicarlo. Aunque al establecer la importancia de la sincronización, el campo parece haber dado un giro, según afirman los expertos.
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Los expertos dijeron que el nuevo informe le da a los científicos un plan necesario para la denominada estimulación cognitiva en circuito cerrado: electrodos implantados que tienen dos funciones, monitorear el estado funcional de la áreas de la memoria, momento a momento, y suministrar pulsos solo en los pocos microsegundos en que son eficaces. La esperanza es que esos implantes tan sensibles y sincronizados pudieran reforzar el pensamiento y la memoria en una variedad de enfermedades, incluyendo el Alzheimer y otras demencias, al igual que los déficits por lesiones cerebrales.

“Lo novedoso de este trabajo es que demuestra por qué la estimulación funciona en algunas enfermedades y por qué no lo hace en otras,” comentó Bradley Voytek, profesor adjunto de ciencia cognitiva y neurociencia en la Universidad de California, San Diego, que no estuvo involucrado en el trabajo. “Nos da un plan para avanzar.” Justin Sanchez, director de la oficina de biotecnologías en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzadas del Pentágono, que distribuyó unos $77 millones para avances en la estimulación cognitiva, dijo: “Para mí, este trabajo es uno de los momentos innovadores con relación a este problema, encontrar ubicaciones en el cerebro para estimularlas de este modo en particular y mejorar el rendimiento”.
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El nuevo estudio es el capítulo más reciente de una colaboración extraordinaria, de décadas de duración entre los científicos cognitivos, los neurocirujanos y las personas con epilepsia severa evaluadas para cirugía. La “evaluación” preoperatoria es una expedición de pesca en todo sentido, en la cual los médicos colocan una cantidad de electrodos a través de la parte superior del cráneo y esperan que se produzca una convulsión, para ver si es operable. Muchos de los electrodos se asientan o bien sobre las áreas de la memoria, o bien cerca de ellas, y la espera puede llevar semanas en el hospital. Los científicos cognitivos utilizan esta oportunidad, con el consentimiento del paciente, para presentar las pruebas de memoria y tomar registros.
Este abordaje — denominado registro neural directo, vinculado completamente con la colocación clínica de los electrodos — se transformó en la vanguardia de la investigación en la biología de la memoria humana. Este estudio utilizó datos de 150 pacientes, y tuvo 20 colaboradores de instituciones en todo el país, incluyendo la Universidad Emory, la Universidad de Washington, la Clínica Mayo y la Universidad de California, San Francisco.
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En una serie de experimentos, los investigadores hicieron memorizar a los pacientes, listas de palabras y luego, después de una distracción, les pidieron que recordaran libremente la mayor cantidad de palabras posible. Todo el tiempo, los científicos monitorearon un grupo de “puntos calientes” en el cerebro que, el trabajo anterior había mostrado, estaban muy relacionados con la codificación de la memoria. Antes de la pruebas de estimulación, el equipo determinó los parámetros precisos para los estados de alto y bajo funcionamiento de cada paciente.
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Cada participante llevó a cabo pruebas repetidas de memorización de palabras, con distintas palabras cada vez; algunas listas fueron memorizadas con estimulación cerebral y otras listas sin estimulación, lo cual sirvió como control. Los autores luego examinaron el rendimiento de la memoria basándose en si la estimulación llegaba durante los estados de bajo funcionamiento en comparación con los de alto funcionamiento.
El equipo entonces analizó estadísticamente los resultados y encontró que las personas tuvieron puntajes apenas más altos que lo usual en las palabras cuya estimulación llegó durante un estado bajo o de obnubilación — y peores, cuando el pulso llegó en un estado alto.
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“El efecto de mejoría promedio fue de aproximadamente 12 a 13 por ciento,” dijo Kahana. “Y cuando la estimulación llegó en un buen estado, el promedio fue de aproximadamente el 15 al 20 por ciento peor que lo usual”.
Doris Greenblatt, psiquiatra que participó en el estudio en Emory, dijo que buscaba la cirugía porque su epilepsia le había causado problemas de memoria durante largo tiempo.
“Cada convulsión que tenía desgarraba mi tejido de memoria, y era como si mis recuerdos no estuvieran apegados a nada,” afirmó Greenblatt.
Estuvo de acuerdo con la prueba de memoria para el estudio. “Fue un poco humillante, para ser franca,” cuando habló de la prueba. “Recordaba uno o dos elementos de una lista de objetos en una cocina, por ejemplo, entonces pensé: ‘¡No!, ¿qué más había allí?'” Dijo que no tenía idea de si los electrodos en su cerebro estaban estimulándolo o no.
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“Todo lo que puedo decir es que fue agotador, y estaba preocupada por cómo me podía ir en la prueba.” Fue operada de su epilepsia hace un año, por el Dr. Robert Gross, y desde entonces no tuvo más convulsiones; su memoria también mejoró, según sus afirmaciones.

El componente sincronizado en este estudio representó un quiebre claro respecto de los abordajes anteriores. En 2014, el Departamento de Defensa financió a otro grupo que realizó pruebas de estimulación en pacientes con epilepsia, directamente en un área cerebral cerca del hipocampo, que es crucial para la formación de la memoria. Ese abordaje no tuvo en cuenta los estados del cerebro, la función alta y baja y no tuvo éxito.
“Para mí,” dijo Voytek, el nuevo abordaje “es una muestra clara de que se terminó la era de los estimuladores mudos.”
Traducción: Patricia Sar

Los niños comen mal desde nacimiento

Hábitos poco saludables desde la cuna

Alertan que los chicos empiezan a comer mal antes de los 3 años

Un estudio en grandes ciudades del país analizó qué comen entre los 6 meses y 3 años. Detectó que 4 de cada 10 consumen alimentos de pobre calidad, con mucha azúcar y grasa.
Alertan que los chicos empiezan a comer mal antes de los 3 años
Se estima que en Argentina la enfermedad afecta a alrededor del 10% de los chicos.
El momento en que los chicos comienzan a incorporar alimentos, y paulatinamente van dejando lactancia, es clave para su desarrollo, porque es cuando incorporan los patrones alimenticios que los van a acompañar por el resto de su vida. Precisamente por eso, el Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI) realizó el primer estudio sobre alimentación temprana en la Argentina. Y llegó a una conclusión alarmante: cuatro de cada 10 chicos de entre 6 meses y 3 años tienen un estilo de alimentación poco saludable.
El trabajo, denominado “Estudio de Alimentación en la Infancia Temprana”, al que tuvo acceso Clarín, involucró a 498 chicos argentinos menores de 3 años pertenecientes a familias de la Ciudad de Buenos Aires, el Gran Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza. Se hizo un seguimiento exhaustivo de todo lo que comieron durante siete días. Y el trabajo concluyó que ya entre los 6 meses y el primer año de vida el 24% presenta un patrón alimentario en el que regularmente incorporan opciones poco saludables. Ese porcentaje sube drásticamente entre el año y los 2 años de edad, al 42%. Y entre los 2 y 3 años, alcanza el 55%.
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El trabajó incluyó muestras representativas de todos los niveles sociales, lo que reveló que estos malos hábitos alimenticios son transversales a toda la sociedad. “Al periodo que antes constituía una etapa de cuidado de la alimentación temprana, hoy se le están incorporando galletitas, snacks y bebidas azucaradas, sin el resguardo que tenían los padres hace un tiempo”, advierte el doctor Esteban Carmuega, médico pediatra y director del CESNI, una asociación civil dedicada a la investigación en nutrición infantil. “El problema, es que es una etapa muy vulnerable, en la que se están incorporando patrones que los van a acompañar toda la vida”, añade. Y explica que lo más grave es que los niños están consumiendo con frecuencia alimentos que son críticos para el desarrollo de enfermedades crónicas.
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“Hay una falta de protección de edades que antes creíamos importantes. Probablemente no hay momento más importante para un niño que el de la introducción de alimentos. Como sociedad no les estamos prestando la atención que requieren y el tipo de contrato que los chicos suscriben con los alimentos es de por vida. Cuán salado es lo salado, o qué tan dulce es lo dulce se establece a esta edad”, añade Carmuega.
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Ni bien alcanzan la edad de 6 meses los chicos empiezan a incorporar con frecuencia opciones poco saludables. Tanto, que ya entre los 6 meses y el año de vida, 1 de cada 4 alimentos o bebidas que consumen son poco saludables.
“La dieta de los chicos debe adecuarse a la edad, no es restrictiva en ningún caso. Pero hay ciertas pautas que se deben respetar. Los primeros seis meses deben ser de lactancia exclusiva. Luego comienza la etapa de alimentación complementaria, que se extiende hasta el año de vida. Se deben ofrecer alimentos de buena calidad nutricional, no excederse en sodio, grasas y nutrientes críticos”, afirma la nutricionista María Elisa Zapata, investigadora del CESNI que participó del trabajo. “Lo que vimos en este estudio es que la pérdida de calidad de la dieta que antes observábamos en edad escolar, se corrió a edades más tempranas. Ahora los alimentos de baja calidad empiezan a aparecer al año de vida”, añade.
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Y ante este panorama, el llamado de atención es para los adultos. “Lo que comen es lo que las madres les dan de comer. Cada diez alimentos que consumen los chicos, seis o siete son de alta calidad, pero hay tres que no. Si a esta edad ya incluimos alimentos de pobre calidad, a medida que crezca la situación empeorará”, advierte Zapata.
“Actualmente las madres no reciben suficiente asesoramiento sobre el comportamiento infantil y la alimentación. Desde que nacemos, los humanos tenemos un rechazo innato vinculado al instinto de supervivencia, se llama neofobia, y es un reflejo de rechazo (lo vemos con los bebés cuando fruncen el ceño ante un alimento nuevo) hasta que ese bebé tiene seguridad aprendida”, explica la médica especialista en nutrición Mónica Katz, docente de la Universidad Favaloro y autora del libro Somos lo que comemos. “Se necesita entre 10 y 15 veces de probar un alimento para superar la neofobia. Ese alimento se debe probar día por medio y en poca cantidad, sin mezclar sabores. Los pediatras son los que deben explicar eso a las madres”, afirma. “Hasta el año, la dieta de un chico se parece a la de los padres. Después del año, el patrón del chico asemeja al de su comunidad. Come lo que ve en la tele, lo que comen los primos, si va al jardín lo que comen allí, o lo que comen su amigos”, agrega.
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De todas formas, según la investigación, el mayor problema no está en la mesa familiar sino en lo que comen entre horas. “El picoteo es normal, pero debemos preocuparnos por la calidad de los alimentos. Por ejemplo el acceso que los chicos tienen a las galletitas, o el darles un jugo o una golosina como recompensa. Todo alimento que llega a un nene de menos de 3 años es responsabilidad de los padres”, remarca Carmuega. “Se trata de un aprendizaje que les va a quedar para toda la vida”, finaliza.

lunes, 24 de abril de 2017

Sobrepeso

Tema del domingo

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana

Se estima que la cantidad de personas con sobrepeso seguirá en aumento. La meta de los especialistas es bajar la ingesta de sodio, de azúcar y de grasas trans. Los nuevos productos que ya desarrolla la ciencia en el país para una mejor nutrición.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
La Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013 mostró que el 58% de los adultos argentinos tienen sobrepeso u obesidad.
“¡Elegí tu menú!” La seducción hecha delivery de comidas rápidas encabeza la búsqueda online sobre qué comemos y toca justo ahí, en el punto débil del 62% de los argentinos que, voluntariosos, aseguran “intentar” llevar una dieta sana y balanceada.
Pero no hay margen para ilusiones cuando los datos oficiales pesan como yunques: al menos 6 de cada 10 personas tienen sobrepeso u obesidad. Y cuando este año se haga la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades No Transmisibles, se estima que empeorará (cinco o seis puntos), como viene siendo sistemático cuando se informan estas cifras, cada cuatro años.


En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
Obesidad y desnutrición tienen en común una interacción de mala alimentación.
Si bien no arriesgaron porcentajes, en el Ministerio de Salud de la Nación adelantaron a Clarín que “la obesidad y el sobrepeso están creciendo en el mundo y en Argentina. El objetivo es trabajar en políticas para detener el crecimiento de este indicador”.
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También prevé una curva en ascenso la doctora Eva López González, directora del Curso de Capacitación en Diabetes tipo 2 y Factores de Riesgo Cardiovascular de la Sociedad Argentina de Nutrición: “Esta proyección se basa en la falta de implementación de medidas que en el mundo demostraron ser eficaces, como la restricción de publicidad de alimentos no saludables, el aumento de impuestos a esos productos y la reducción impositiva a los que son saludables. Como dijo Albert Einstein, si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Por lo pronto, pizzas y empanadas salen con fritas en el delivery de turno. Los congelados se descongelan contrarreloj; las facturas, a la hora del mate o, tal vez, los paquetes de grasas trans y jarabe de maíz de alta fructosa, ocultos en la forma de galletitas. Son prácticas que le calzan bien al moderno mantra del no-tengo-tiempo. Y del locro a la cremona, todos parecen enemigos del club zero. Esto, al menos, en el escenario principal del festival argento de la alimentación.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
Pan sin sal para mejorar los índices de hipertensión.
Pero hay un espectáculo paralelo al que también se puede asistir: la contracara de la comida chatarra y los platos populares es la tendencia hacia una salud óptima, equilibrada. Los protagonistas de esta parte priorizan los alimentos nutritivos, de producción sustentable, libres de grasas trans, por ejemplo, emancipados de azúcares y sodio en exceso, de la sobreintervención industrial, sin herbicidas (y menos si tienen glifosato), fertilizantes o antibióticos y despojados de toda modificación genética. A veces son veggies, a veces veganos, a veces nada. Entenderlos requiere plasticidad: buscan restringir lo que comen para ampliar la alimentación hacia una lógica distinta.
Pero ¿a los argentinos nos preocupa qué comemos? A fines de 2012, el “Estudio sobre hábitos de consumo de frutas y verduras de los consumidores cordobeses” (a cargo de la licenciada Liliana Barbero) reflejaba que, en los últimos tres años y en casi un tercio de los hogares, el consumo de vegetales se había incrementado.
¿Los argumentos de los encuestados? Cambios de hábito y más información. Y para el consumo de frutas, la necesidad de “sentirse bien”. En cambio, casi el 16% de los consultados declaró haber disminuido su consumo de verduras -y 14% el de frutas- a causa de los altos precios.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
El asado, una de las mayores costumbres culinarias argentinas.
Un punto álgido es que pocos entrevistados tenían idea de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y la FAO. “¿Sabe cuántas frutas tiene que comer un adulto cada día según las recomendaciones nutricionales?”, les preguntaron. El 90,6% dijo que no. Por las dudas, es casi medio kilo diario (al menos 400 gramos) de frutas y verduras, sin contar papas y otros tubérculos.
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Pero de contrastes está hecho este mundo, y así es como en lo que compete al “intento” por llevar una vida más saludable, los argentinos recorren el sendero del desafío. Mientras el informe Consumer Watch de Kantar Worldpanel adelantaba, en 2011, que el 37% de los argentinos se interesaba por el rubro mi salud/estado físico, una segunda encuesta que esa firma hizo este mes mostró que el 62% de los argentinos trata de llevar una dieta sana y balanceada.
Además, el 48% de los entrevistados por esa consultora confirmó hidratarse adecuadamente con agua, y el 47%, realizar chequeos médicos de forma regular (Pregunta Relámpago LinkQ). Se suman cifras que ya en abril de 2016 habían plasmado un asunto clave: el 54,7% dijo practicar alguna actividad física o deporte de forma regular.
Se ve que algo no anda bien en el finito pasaje del dicho al hecho. Desde la Sociedad Argentina de Nutrición, la licenciada Pilar Inés Llanos observa “una preocupación de la gente, que después no se concreta. Te detectan colesterol elevado y el cardiólogo te dice que bajes de peso, hagas actividad física y cuides lo que comés. Salís a caminar dos o tres veces por semana y ves que mucha gente lo hace. Pero cuando querés disminuir la sal, usás sin conciencia productos con muchísimo sodio. O si tenés sobrepeso pensás ‘voy a sacar el pan’, y comés cuatro galletitas que tienen más grasa y sodio que el pancito”.

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Mercedes Paiva es docente de Educación en Nutrición y de la Cátedra Libre de Soberanía Alimentaria de la UBA, y secretaria adjunta de la Federación Argentina de Graduados en Nutrición (FAGRAN). Ella ofrece una mirada histórica y distinta: “Cambiamos mucho los hábitos alimentarios y el resultado es esta dramática situación epidemiológica en la que casi el 60% de los adultos argentinos son obesos; también, entre un 15% y un 25% de los escolares, e incluso hay distritos en los que los chicos obesos alcanzan el 40%”.
Según repasa, “tenemos que ver qué pasó desde los años 60 a esta parte. En mi opinión influyó el aumento de la desigualdad entre las clases sociales. Antes, ricos, pobres y sectores medios consumían similares cantidades de alimentos, pero con distintos costos. Sin embargo, en los 80 esto empezó a cambiar, y ya en los 90 se generó una situación de espejo: los ricos siguen consumiendo gran cantidad de verduras y carnes, y menos cereales. Pero en el caso de los pobres se da el fenómeno opuesto”.
De alguna manera, este panorama (con justicia titulado “Mal comidos” en el libro de la periodista Soledad Barruti) se cuenta solo. Basta tomar un producto común, digamos, una galletita, el segundo alimento que los argentinos compran más seguido después de las gaseosas: nada menos que 30 veces por año, lo que deriva en una ingesta de 7 kilos de galletitas anuales per cápita (Kantar Worldpanel).
Como aclara Paiva, “pensás que estás comiendo una simple galletita, pero adentro tiene gran cantidad de grasa y azúcar, incluso si es salada. Lo mismo las papas fritas. Y si le das a un chico una gaseosa de 600 cm3, le estás dando casi el 40% de sus calorías diarias recomendadas en la forma de azúcar. Con la mejor buena intención, los comedores municipales les sirven a los chicos jugo en lugar de agua. Pero eso está a años luz de ser jugo. Es azúcar y colorante”.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
En el país, más de 9.000 adhirieron a bajar el sodio en sus productos (Fernando de la Orden).
Para desalentar ciertos consumos sería ideal hacer más claras las multifacéticas tablitas de información nutricional. Según conclusiones de Kantar Worldpanel, en Argentina “sólo los hogares con un alto nivel de preocupación por su alimentación afirman leer, en las etiquetas de los alimentos y bebidas, la cantidad de azúcar, grasas, sodio y calorías”.
El tema está verde, explica Paiva: “En varios países, la combinación de ciclamatos con jarabe de maíz de alta fructosa está prohibida. Acá no, y se estima que es dañino. Además, no es obligatorio informar, en el etiquetado, la presencia de ese jarabe, que es un concentrado mucho más barato que el azúcar, obtenido del maíz en el proceso hacia el biodiesel. Muchos creen que ese jarabe es el responsable de los cambios en la aparición de obesidad temprana. No está probado, pero se va acumulando evidencia”. En cuanto a la estevia “nadie objetaría una plantita de sabor dulce, pero en el sobrecito hay menos del 2% de estevia y el resto es ciclamato”.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
Las papas fritas, favoritas por los chicos (Anja Mia Neumann/dpa).
El año pasado, Chile implementó una nueva ley de etiquetado (Uruguay lo está probando) para alertar de modo elocuente sobre los niveles de azúcar, sodio y grasas saturadas en alimentos de consumo masivo. “Es un etiquetado frontal con hexágonos negros, que son los que más alertan a niños y adultos. Los semáforos que se usan en Argentina no están funcionando: se vio que el rojo llama a los adolescentes al consumo. El negro parece mejor. Por ahora, hay varios proyectos en el Congreso”.
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La licenciada Llanos subraya que “comer bien es comer variado, sin el prejuicio de si un alimento es bueno o malo. No hay alimento más completo o mejor sino alimentos con mejor calidad nutricional. Una alimentación saludable debe ser completa, variada e incluir todos los grupos o familias de alimentos: carnes, grasas, verduras. En esas familias hay integrantes que merecen estar más presentes que otros”.
“Las encuestas dan cifras alarmantes -agrega Llanos-. Además del exceso de peso, una de cada cuatro personas tiene hipertensión y hay nutrientes que no se cubren, como el calcio o el hierro, cuya falta provoca anemia. Además, falta vitamina A, habría que reforzar la vitamina C, no comemos pescado -falta Omega 3- y casi nadie llega a la recomendación de verduras y frutas. Comemos muy poca fibra”.
El embrollo de los alimentos es insólito: lo salado tiene azúcar y lo dulce, sal. Para Llanos, “la hipertensión es una preocupación mundial. Las campañas piden a las industrias, ‘señores, bajen la sal en los alimentos’, y a los usuarios, ‘señores, no usen los saleros’, pero igual triplicamos el consumo recomendado. Lo menos que hacemos es duplicarlo”. Remarca que “algunos dicen ‘no uso sal’, pero caen en la salsa preparada, la mostaza, los calditos y saborizantes”.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
Ensalada estilo griego, tendencia desde los años 2000.
Las políticas de salud muestran hasta qué punto una campaña puede hacer mucho. Así, el Ministerio de Salud de la Nación evaluaba, en 2015, el impacto de las regulaciones del programa “Menos sal, más vida”, al que adhirieron más de 9.000 panaderías y las marcas de casi 600 productos: en 2009, el 25,3% de los consultados agregaban “siempre o casi siempre sal a la comida” (en la cocción o en la mesa). En 2013, 17,3%. La venta de sal de mesa cayó 6% entre 2011 y 2012, y un abrupto 4,5% por cuatrimestre, entre 2012 y 2014. Según un sondeo de TrialPanel de marzo de este año (en CABA y GBA), dos de cada diez personas agregaba sal a la comida sin probarla previamente. El 88% aseguró conocer los daños del consumo excesivo de sal.
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La discusión en torno a la alimentación ofrece más proyecciones. Como despliega Llanos, “por el avance de las enfermedades crónicas no transmisibles (hipertensión, hipercolesterolemia, obesidad), hay un extremo que opina ‘sólo quiero vegetales orgánicos’, o ‘no como carne porque tiene antibióticos’, o ‘no compro en la verdulería porque no sé si usaron agroquímicos’. O ‘no tomo leche y no como nada envasado’. Los cultivos y la cría de animales tienen reglas de buenas prácticas. Siempre hay inescrupulosos, pero también gente seria que dice: ‘Estoy haciendo alimentos para consumo; tengo que cuidar el método’. Al comprar, uno aspira encontrar eso”.

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tiene sobrepeso, pero el 62% dice que intenta llevar una dieta sana
Los organismos internacionales recomiendan comer al menos 400 gramos de frutas y verduras diarios.
Como un show que se pretende superador, las góndolas se vuelven un ring de pelea entre los tomates cherry con genes modificados y los de campo (deluxe y “en su planta”), de precios nada módicos. Se suman las dudas ante la sorpresa de hallar un pote de crema o dulce de leche light. El ingenio alimenticio no tiene techo. Y el comensal, mareado por la variedad, no siempre zafa de las fritas con coca.
Se dice mucho: que el estado de ánimo determina los sabores, que comemos cuando estamos tristes, que la alimentación saludable está vinculada a a la individualidad. Según un informe de tendencias elaborado por la consultoras W y AlmaTrends, nutrición, prevención, atención e imagen son isignias centrales en la búsqueda por alcanzar la meta “salud”.
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En el informe de Córdoba, el 25,6% de los responsables de las compras que conocían las recomendaciones nutricionales explicó que lo había “escuchado o leído en algún medio de comunicación”.
La licenciada Llanos lo resume: “No tenemos educación nutricional desde la escuela primaria. No tenemos un instituto de nutrición, algo por lo que bregó siempre (el médico y ex coordinador del área de Alimentación Saludable del Ministerio de Salud) Alberto Cormillot. Es necesario un instituto que defina políticas nutricionales en conexión real con la rama educativa. Como los adultos no saben qué comida reemplaza a cuál o qué buenas elecciones hacer a un menor costo, así estamos”.w