viernes, 11 de noviembre de 2016

SOS: ¡Árboles para Lanús!

FUENTE:  http://www.ladefensadigital.com

miércoles, 7 de octubre de 2015

por Alejandro  Chitrángulo  





















En las charlas sobre medio ambiente, cambio  climático y contaminación, recibo siempre, indefectiblemente la misma pregunta: ¿Cuanto oxígeno  produce un árbol?  Esta cuestión  me forzó a averiguar mas sobre el tema, y obviamente el primer lugar en donde  buscar información  fue la internet.
Después de mucho buscar y comparar, ya que hay tantas teorías como notas sobre el tema, llegué a unas cifras promedio lo más cercanas a la realidad ya que para calcular la cantidad
de oxígeno  que los árboles generan hay que considerar muchas variables que entran en juego: especie forestal, edad, tamaño, localización y demás.
Algunas cifras  interesantes  
Los estudios clínicos sostienen que una persona respira aproximadamente entre 10 y 14 veces por minuto (de manera más rápida después de hacer ejercicio y más lentamente cuando estamos descansando), es decir unas 22 mil veces  al día, inhalando cerca de medio litro de aire por vez. Esto suma entre 10 y 15 metros cúbicos por día y hace un total de 400.000 metros cúbicos, en algo más de 70 años que es el promedio de vida. 
 Teniendo en cuenta estas cifras se necesitarían al menos 50 árboles jóvenes y sanos por cada ser humano para garantizar la calidad del aire en la tierra. Los más optimistas creen  que tan sólo 22 árboles son suficientes.  Pero todo dependería de la especie, la edad y el clima en el cual se desarrolle el árbol, pues ni todos los árboles consumen la misma cantidad de CO 2 ni producen la misma cuantía de oxígeno.
Existen más de 70.000 especies de árboles que han poblado todas las latitudes del planeta desde hace más de 300 millones de años con la aparición de las coníferas
Un bosque viejo produce el efecto contrario a uno joven, ya que absorbe y elimina oxígeno y emite más dióxido de carbono. Por su parte, los árboles jóvenes y en pleno crecimiento, absorben y eliminan dióxido de carbono en una proporción de alrededor de 1,5 kg. por cada kilo de su propio peso, y lo reemplazan por oxígeno en una cantidad equivalente.
1 hectárea o una manzana urbana totalmente  forestada con árboles grandes  puede llegar a  producir suficiente oxígeno al día para 18 personas. Un árbol grande puede absorber dióxido de carbono a un ritmo de entre 8000 y 27000 kg por año dependiendo  de la especie. Media hectárea  arbolada  puede consumir  al año  todo el Co2 que produce un automóvil  al caminar 50 mil  kilómetros.
Desde que la civilización humana empezó a desarrollarse, hasta nuestros días, cerca del 46% de los bosques desaparecieron. Entre 2000 y 2012, se perdieron unas 230 millones de hectáreas de árboles en todo el mundo. Se calcula que el Amazonas tendría casi 400.000 millones de árboles.
En el mundo se calcula que hay 3 billones  de árboles. Dividiendo por la población mundial el promedio de árboles por habitante en el planeta es de 422. Cada año talamos, destruímos, 15.000 millones de árboles y plantamos 10.000 millones. El déficit son 5.000 millones de árboles. A este ritmo en 300 años no quedaría un árbol sobre el planeta, pero mucho antes que eso suceda  el cambio climático  daría buena cuenta de la especie humana, ya que se estima que perdiendo solamente  la mitad de las áreas verdes que quedan el planeta sería  inhabitable para la civilización  tal como la conocemos  en la actualidad.
Igualmente estas cifras son sumamente  estimativas  ya que sobre el mundo hay muchísimas  especies que también respiran y debemos tenerlas en cuenta.
Bolivia es el país sudamericano con mejor balance verde: posee 5.000 árboles por persona pero lamentablemente tiene una tasa de deforestación muy elevada. Israel solo tendría 2 árboles per capita pero emprende desde hace decenios campañas importante de forestación. En el top se encuentra Canadá con 8.953 árboles por habitante, mientras que lo más bajo  es Arabia  saudí  con menos de 1 árbol por habitante.
A medida que el ser humano depreda los bosques y selvas sin ninguna clase de modelo sostenible, literalmente afecta al medioambiente y con eso a las plantas, a los animales, a las cuencas hidrográficas, al clima y una larga lista de efectos innegables. 
Uno de los 700 millones de coches que circulan por el mundo consume en 1.000 kilómetros el oxígeno que una persona necesita para respirar durante un año. De manera continua hay en vuelo alrededor de 15.000 aviones comerciales. Sólo en el despegue de uno de tipo medio se consume el oxígeno equivalente a la aceleración de 7.000 autos de cuarto de milla.
Cómo afecta nuestra salud.
Ya es de sobra conocida la irritación ocular causada por la contaminación. Pero es el aparato broncopulmonar el que más directamente se ve afectado al reducirse sensiblemente su capacidad ventiladora. En el corazón también influye aunque el humo del tabaco es la agresión más directa. Igualmente, la contaminación es la causante de las tasas de plomo en sangre... El problema más serio es que se conocen los efectos de algunos agentes nocivos; pero no de todos, ni siquiera de la mayoría. Es lo malo de la contaminación, tal vez lo peor sea, que deslumbrado por un supuesto progreso prosigamos destruyendo el mundo natural, el aire que respiramos, el agua que bebemos, los animales y plantas que nos acompañan.
Ahora con toda esta información  podemos evaluar la situación  de nuestra  ciudad. Vivimos los casi 500 mil vecinos  de Lanús en un partido de 48 km cuadrados. Con unas 7 mil cuadras, las más arboladas pueden tener hasta 10 árboles y otras ni uno solo. No hay cifras oficiales  pero difícilmente  tengamos más de 70 mil árboles contando los pocos espacios verdes y los árboles que se encuentran en terrenos privados. Estos números son catastróficos y nos dan una ecuación  peor que Arabia  saudí  con menos de medio árbol por habitante. Esto sin tener en cuenta los miles de vehículos  que surcan nuestro distrito cada día y las fábricas y otros  contaminantes. Seguimos respirando por que todo es relativo  y el viento gran aliado trae el oxígeno  que se genera en zonas más verdes. 
Desde hace mucho tiempo vengo pregonando sobre estos temas, llamado a las personas a que dejemos de ser espectadores inútiles de la destrucción de nuestro entorno ambiental. Los convocó a actuar, seamos más activos,  creemos espacios de diálogo y consciencia, presionemos a los políticos para que incorporen en sus planes de gobierno la siembra masiva de árboles, demandemos a las industrias que nos contaminan, a los malos vecinos y a quienes

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