Valeria
Edelsztein para chequeado.com
Seguramente
muchos han recibido consejos para tratar de recuperar aquella melena que
tuvieron alguna vez. Tanto si estás perdiendo el cabello como si aspirás a que
crezca más fuerte, estas desmitificaciones sobre el tema te van a
interesar.
Los
años ’70 nos dejaron su legado de pantalones marca Oxford y canciones del
jamaiquino Bob Marley marcadas a fuego. Pero quienes vivieron aquella época de
cambios y rebeldía, es probable que hoy miren sus fotos con un dejo de
melancolía.
Aquellos
que cantaron en los fogones “El extraño de pelo largo”, del grupo argentino La
Joven Guardia, posiblemente
hoy extrañen sus espesas cabelleras. Porque, enfrentémoslo, el paso del
tiempo nos hace perder las mañas pero también el pelo.
Por
suerte no es algo que se viva en soledad (“mal de muchos…”) ya que más
del 60% de los hombres empiezan a mostrar síntomas de calvicie antes de los
35 años. Y seguramente muchos han recibido consejos con la mejor de las
intenciones para tratar de recuperar aquella melena que alguna vez despertó el
horror de padres y abuelos y los suspiros de las jovencitas y jovencitos.
Un
mito (¿o una excusa?) muy arraigado indica que si nos lavamos la cabeza muy
seguido favorecemos la caída del pelo. La verdad es que el
lavado sólo ayuda a soltar los
cabellos que ya están en fase telógena (es decir, de caída) y que se van
a perder de cualquier forma. Por lo tanto, por ese lado no hay solución.
Otro
mito sostiene que lo que conviene es raparse el pelo para que crezca más fuerte
y sano. Y esto no aplica sólo a los adultos sino que también se hace con los
bebés recién nacidos. Pues no: cortar
el pelo no altera el ritmo de
crecimiento, el grosor o la textura del cabello, porque estas son
características que vienen determinadas genéticamente.
Sin
embargo, no nos autoflagelemos por creerlo, ya que hay varias coincidencias que
nos dan la ilusión de que es así. Al tenerlo más corto da la impresión de que
crece más rápido, pero es sólo eso, una impresión. Además, nuestros
cabellos tienen ligera forma de cono, siendo más fina la punta que la
base. A esto también se debe la primera impresión de que se altera el
crecimiento del pelo.
Cuando
cortamos el pelo (especialmente al ras) tenemos la sensación de que los primeros
días parece más abundante y grueso. Pero no, el efecto pronto desaparece. Y algo
similar ocurre con el color: el
nuevo cabello no estuvo expuesto al sol y por eso muchas veces tiene un color
más oscuro, con lo que nos hace creer que es más
robusto.
Así
que, a tono con la filosofía de la modernidad, es hora de “soltar”. Dejen ir
esos cabellos por el desagüe de la pileta, abracen la calvicie y, a la hora de
los mitos capilares, no dejen que les tomen el (poco o mucho) pelo que les
quede.
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