“Si la homeopatía es quimera o un sistema sin valor caerá por sí misma”
- Clarín
- 28 Dec 2016
Escribo por la nota publicada el 30 de
noviembre pasado, el “Golpe a la homeopatía: en EE.UU., las drogas deberán
advertir que no tienen efecto”, según la Comisión Federal de Comercio (CFC) de
los Estados Unidos. La homeopatía tiene 220 años de existencia. Desde sus
comienzos tuvo sus detractores: primero los boticarios, léase competencia por
sus intereses comerciales; después, por la Academia de Medicina de Francia al
pedir a Guizot, ministro en el reinado de Luis Felipe, la expulsión de Samuel
Hahnemann, su creador, a lo que Guizot respondió: “Si la homeopatía es una
quimera o un sistema sin valor propio caerá por sí misma, y se extenderá a
pesar de todas nuestras medidas preventivas, y la Academia debe desearlo antes
que nadie, pues ella tiene la misión de hacer avanzar la ciencia y alentar los
descubrimientos”. Fueron palabras premonitoras.
La ciencia “es todo saber debidamente
fundamentado en una verificación y asistido por un método apropiado”. La
homeopatía la tiene. Hipócrates, padre de la Medicina, nacido en la isla de
Cos, (400 A.C), seguido por Claudio Galeno (130-200 D.C), afirmaba que se podía
curar por medio de medicamentos de acción contraria -alopatía- y por la acción
de los semejantes -homeopatía- principio redescubierto por Hahnemann
(1755-1843). A través de observaciones minuciosas y de infatigables
investigaciones, en él, y en sus discípulos, Hahnemann llegó a conocer los
efectos puros de los medicamentos hasta crear un arsenal terapéutico. De ahí
que se sostiene que la homeopatía es la “medicina de la persona” -pacientes con
idénticas enfermedades las sufren de diferentes maneras-. Su base fundamental
se puede resumir en cuatro pilares: la experimentación de drogas en el hombre
sano; la Ley de la Semejanza para administrar el medicamento en el enfermo.
Medicamento, diluido, dinamizado y medicamento único. A través de una
exhaustiva historia clínica, el médico homeópata podrá determinar el remedio
del paciente mediante la totalidad sintomática, jerarquizan- do sus síntomas
mentales, afectivos y de conducta. Miles de pacientes llegan a la homeopatía
habiendo fracasado en los tratamientos alopáticos o negándose a tomar más
remedios paliativos. En Estados Unidos ejercieron la homeopatía eminentes
médicos como Constantino Hering, nacido en Leipzig, quien al estudiar la obra
de Hahneman con espíritu crítico se convierte en homeópata, debiendo emigrar de
Alemania a América donde fundó la primera Academia de América del Norte de
Medicina Homeopática. Escribió en diez tomos la “Guiding Symptoms”, y descubrió
la Ley de Curación que lleva su nombre y permite al médico homeópata saber si
el paciente se está curando correctamente. Otro eminente estadounidense fue
James Tyler Kent (1849-1916) cuyo “repertorio”, usado en todo el mundo es como
la biblia del homeópata. Escribió también la “Materia médica” y su “Filosofía
homeopática”. Hahnemann nos legó los principios, leyes y un cuerpo de doctrina
en que se sustenta la homeopatía.
La medicina homeopática, ya recomendada
por la OMS en 1983, atrae cada vez más el interés de los pacientes que acuden
con esperanza a los profesionales que practican con seriedad lo que se ha dado
a llamar “medicinas alternativas”, término del todo inexacto porque son
medicinas en sí. Creo oportuno traer a consideración el pensamiento del doctor
Florencio Escardó, Profesor Emérito de la UBA, ya fallecido, cuando expresó:
“No me cansaré de repetir que hay una sola medicina, la que cura, cualquiera
que sea la subestructura teórica sobre la que se apoya. Pero en el caso de la
homeopatía, es sin duda particular en la historia de la cultura, habiendo dado
por más de 200 años pruebas irredargüibles de su eficacia concreta”. Miguel
Isas MEDICO HOMEOPATA EXPRESIDENTE DE LA ASOCIACION MEDICA HOMEOPATICA DE
TUCUMAN mfaraozisas@yahoo.com.ar
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