viernes, 27 de enero de 2017

Trasplante de riñón y páncreas

El primero en un hospital público en provincia

El trasplante de riñón y páncreas que le cambió la vida a Fernando

Tiene 39 años y cumplió el sueño de toda persona con diabetes: abandonar la insulina y la diálisis.
El trasplante de riñón y páncreas que le cambió la vida a Fernando
Final feliz. Fernando esperó dos años a un donante, que apareció recién el martes. GERMAN GARCÍA ADRASTI

Se llama Fernando Bravo. No trabaja en la tele ni en la radio, pero está viviendo sus minutos de fama y de máxima felicidad gracias a una operación que le cambió la vida. Protagonizó el primer trasplante de renopáncreas hecho en un hospital público de la Provincia de Buenos Aires. Como resultado, cumplió el sueño de toda persona con diabetes: independizarse de la insulina y del diálisis.
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Estuvo dos años esperando un donante y finalmente apareció el martes. "Al principio tenía miedo, pero después cuando vi a mis hijos --un varón de 18 años y una nena de 11-- pude tomar fuerza y salió todo bien", cuenta a Clarín desde una cama del Hospital Eva Perón (ex Castex) de San Martín. "Me siento bastante bien. Cuando me desperté en la sala no tenía ningún dolor y empecé a hablar. Estoy muy contento y mi familia también", continúa.
El trasplante de riñón y páncreas que le cambió la vida a Fernando
Un control médico en los días siguientes al trasplante (Germán García Adrasti).
Este vecino de Marcos Paz corta el pasto en parques y hace trabajos de jardinería. Tiene 39 años y fue a los 14 cuando se enteró de que tenía diabetes tipo 1, que es infanto-juvenil. Por una insuficiencia renal crónica terminal debía someterse a diálisis. Tres veces por semana, se conectaba durante cuatro horas a una máquina que filtraba la sangre y eliminaba los desechos y el exceso de líquido del organismo. "El primer mes me costó un montón. A veces lloraba, me agarraba una desesperación. Después me acostumbré, lo tomé como un trabajo: iba a trabajar y volvía", relata Bravo.
Estaba en pleno "tramite" cuando se enteró de que había una esperanza para él. "Me estaba dializando el martes en una clínica y me llamaron. Mi hermano me fue a buscar y llegamos en seguida (al hospital). Me mandaron a hacer análisis de sangre, placas, y me dijeron que el órgano estaba en camino", cuenta. Esa misma noche lo operaron.
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"Se le trasplantó el páncreas y el riñón. Primero el páncreas, porque tiene un tiempo de isquemia fría corta. O sea que hay que ponerlo rápido, porque dura poco una vez que está extraído. Y a continuación, en el mismo acto, se trasplantó el riñón", explica Lorenzo Toselli, director del Crai Norte del Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (CUCAIBA).
El trasplante de riñón y páncreas que le cambió la vida a Fernando
Recién operado, Fernando permanece en una habitación del Hospital Eva Perón ex Castex (Germán García Adrasti).
Fue el primer trasplante de renopáncreas hecho en un hospital estatal de la Provincia de Buenos Aires. "No se había desarrollado en el ámbito público, esto fue un emprendimiento nuestro, lo desarrollamos y lo pudimos concretar. Ya se hace en la Argentina, pero se hace poco porque hay pocos donantes adecuados y hay que tener muchísimo más cuidado con la selección. El páncreas es un órgano nervioso en cuanto a su comportamiento. El riñón es mucho más estable", explica el médico.
Según datos difundidos por el INCUCAI, en todo el país en los últimos 10 años se hicieron 657 trasplantes renopancreáticos. En 2016 hubo 46, una cifra bastante alejada de los trasplantes renales (1121), los hepáticos (349) y los cardíacos (109). En lo que va del 2017 ya hubo 4. La gran mayoría de estos procedimientos se realizan en clínicas privadas. En este momento, hay una lista de 148 personas que esperan un donante, que debe ser una persona sin vida.
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En el caso de Fernando, la recuperación fue rápida y hasta sorprendió al equipo médico. "Cuando vieron que funcionaba todo bien estaban re contentos. Nadie creía cómo reaccioné", dice entre risas. "Hemos tenido muy buena suerte", coincide Toselli. Gracias a la cirugía, este hombre no se tendrá que dializar más y podrá disfrutar de una mejor calidad de vida.
El trasplante de riñón y páncreas que le cambió la vida a Fernando
Todo es felicidad después de una cirugía exitosa (Germán García Adrasti).
"Ya no requiere insulina y tiene función renal. Se le estabiliza la diabetes, no le sigue progresando la enfermedad, y sale de diálisis. Va a poder tener una vida normal", detalla el médico. Tendrá que hacer una dieta y seguir con inmunosupresión --toma de medicamentos-- durante el resto de su vida como cualquier otro trasplantado, porque tiene en su cuerpo órganos que le son ajenos. Pero Fernando ya lo tiene bien asumido: "Ahora tengo que cuidarme un montón".

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