jueves, 9 de febrero de 2017

Hombres después de los 50

Entre la mayor expectativa de vida, los nuevos placeres y los riesgos

Ponerse a prueba después de los 50: más hombres eligen llevar su cuerpo al límite

Se duplicó en 10 años el número de inscriptos en maratones y crece el interés por subir al Aconcagua. Los expertos hablan de "segunda adolescencia" y "erotización del peligro".

Ponerse a prueba después de los 50: más hombres eligen llevar su cuerpo al límite
Lito y thomas, al Aconcagua después de los 50.
La expectativa de vida en Argentina mejoró, en promedio, 3,3 años desde 1990. Pero a nivel deportivo, esa frontera parece haberse extendido mucho más. Y el fenómeno también va de la mano de una "adolescencia tardía" y, cuando no, de una sobreexposición en las redes sociales.
"Al Aconcagua hay que subirlo como un viejo para bajar como un joven". Si bien la frase, casi una máxima para los andinistas, no se refiere a la edad para intentar alcanzar la cima del coloso de América si no a la manera de encarar el desafío, en los últimos años hubo un claro cambio de tendencia en el público que enfrenta la montaña más alta del continente (6.962 metros). "El target cambió: hace 20 años eran montañistas jóvenes y ahora son más los turistas menos especializados que llegan principalmente desde Estados Unidos o Europa, mayores de 50 años", explicó Nicolás García, de la empresa Grajales Expediciones. Se trata de un público de un nivel económico medio-alto, con excelente condición aeróbica y preparado física y mentalmente para enfrentar las dificultades que representa cada paso en el Aconcagua. Según datos oficiales, entre noviembre y enero más de 4.000 personas solicitaron permiso para acceder al Parque Aconcagua. Entre ellos, los mayores de 50 años son un 7,5% más que el año pasado, según datos oficiales.
Pero en esa expansión de los límites aparece también el riesgo. John Zobel (56) llegó a la cumbre del cerro Aconcagua el 30 de enero. Pero minutos después de cumplir el sueño de su vida, se descompensó durante el descenso y murió. Su mujer, de 59 años, y un escalador ruso de 57 años también formaban parte de la expedición. Zobel es la segunda víctima de la temporada de ascenso al Aconcagua en Mendoza. El 6 de enero, el coreano Ikeda Toshinori (70) murió mientras esperaba para atacar la cumbre, en el campamento Cólera, a casi seis mil metros. Además, en 2015 había muerto un turista británico de 58 años, un alemán de 53 y un polaco de 52. En la mayoría de los casos, la ecuación pareciera ser la misma: hombres de más de 50 que realizan un esfuerzo extremo y llevan el cuerpo a un límite.
Sin dejar de valorar el esfuerzo y las historias de superación de los que siguen practicando deportes una vez que cumplen 50 años, la tendencia de ponerse a prueba y genera preocupación en médicos deportólogos y especialistas. Pero no se trata solo de desafiar a la montaña. En los últimos 10 años se duplicó el número de inscriptos en las categoría de más de 50 años en el Maratón de Buenos Aires. En 2016 hubo más de 1.200 corredores que lograron completar los 42 kilómetros. Y en el Ironman 70.3 de Buenos Aires (3,9 km de natación, 180 km de ciclismo y 42 km de pedestrismo) hubo por primera vez participantes en la categoría 50-54 años.
“No todos los deportistas miden el riesgo y eso es un problema. Porque no hacer deporte está mal, pero hacer mucho deporte también puede estar mal, si no están los controles adecuados”, dice Oscar Incarbone, médico deportólogo.
Lejos están los especialistas de desaconsejar la práctica deportiva, incluso de deportes más exigentes como el fútbol o el básquet. “En aquellos casos de personas de más de 50 años que practican deportes competitivos y vienen desarrollándolo desde hace muchos años solo se requieren estudios médicos anuales que les permitan continuar con su actividad competitiva, pero siempre respetando los mismos grupos etarios” agrega el profesor Néstor Lentini.
“No creo que haya una edad límite para ningún deporte, lo que debe haber son metas diferentes. Me parece que las redes sociales nos muestran una mayor oferta de deportes o actividades físicas y te tientan, entonces mucha gente se pone a hacer cosas que nunca hizo. Hay tendencia a sobreexigir el cuerpo pero no por las actividades físicas en sí mismas sino por las metas que la gente se pone y que los amigos, profes, les estimulan. La OMS recomienda entre 30 y 40 minutos de actividad física diaria”, dice Miguel Alemán, médico deportólogo.
“Hay muchas personas de 50 años o más que están atravesando una situación de duelo, ya sea porque los hijos se van de la casa, por fines de ciclo laborales, por pérdida de la potencia sexual. Pareciera que ese duelo viene a reemplazarse con actividades que toman un matiz heroico, con una hazaña deportiva. Hay una erotización del peligro”, dice el psicoanalista Ricardo Rubinstein, autor de “Deportes al diván”. Además, hoy en día con la pregnancia que tienen las redes sociales, cualquiera de estas hazañas es una buena carta de presentación para mostrarse como alguien vigente, que sigue estando en carrera y apto para la vida actual”, amplía Rubinstein.
Justamente la palabra “apto” es algo que se plantea en los foros médicos, según explica el cardiólogo y deportólogo Jorge Franchella. “El apto médico puede ser una trampa. Habría que preguntarse “apto para qué”. Hay personas más tolerantes al esfuerzo físico y no hay ningún problema con que puedan correr un maratón, incluso a los 60 o 70 años. El problema viene cuando esa misma persona quiere correr el maratón pero además hacerlo en menos de tres horas. Hoy la ciencia puede decirle a los pacientes cuánto deporte es suficiente y cuánto es el límite. Un apto médico mide la salud, cómo estoy pero no cuánto es lo que puedo exigirme”, explica Franchella.
Quizás sea hora de empezar a medir los riesgos y disfrutar de la vida sana. Y empezar a aceptar lo que marca el DNI. “Una persona de más de 35 años debe empezar a pensar en bajar el nivel de competencia y establecerse en la banda del disfrute”, concluye el deportólogo Miguel Alemán.


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